viernes, 10 de febrero de 2012

André y Dorine.

¿Quién podría imaginarse que durante escasos cincuenta minutos podría llorar a moco tendido y reír con las más puras y limpias carcajadas? y voy más allá aún. ¿ alguien se emocionaría de esta forma viendo una obra de teatro...muda? pues bien, hace unos pocos días tuve la suerte de sentir esto en mi propia piel gracias a : André y Dorine. un matrimonio mayor que se ve azotado por la enfermedad: el alzheimer. Entonces, con el acompañamiento musical de las notas de un violonchelo y las de una maquina de recibir se inicia un viaje al pasado en el cual se viven las más graciosas y divertidas vivencias de la pareja. Se mezcla con mucha ternura la dureza y lo crudo de la enfermedad, el paso del tiempo y la pérdida de los recuerdos con lo precioso que es ver cómo la vida está empezando para otros... Así, mientras unos se van, otros solo empiezan a vivir la vida.




Una máscara como caracterización es lo que llevan los artistas. Algo tan frío y distante de lo que, pasados los cincuenta minutos de obra, estás completamente enamorada. Un consejo por si vais: no olvidéis los pañuelos.pero sin duda es una obra maravillosa de la que sales encantada, aún habiendo llorado más que en toda tu vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario